La viabilidad del sistema de pensiones – una cuestión generacional (por: Alejandro Uribarri)
Por: www.elexterior.es
Introducción
El sistema de pensiones no solo es un tema realmente interesante sino también sumamente difícil. No solo porque detrás de los números están las personas, esto es propio a todo tipo de prestaciones sociales del Estado de Bienestar, sino porque las pensiones, a diferencia del resto de servicios, son cuestiones que necesariamente deben mirarse a través del prisma de largo plazo. Y aquí, el largo plazo no cuenta en años o decenios, sino en generaciones. Por tanto, en mi exposición tendré que hacer un poco de magia de predicción, intentar entender qué futuro nos espera y como este futuro afecta al asunto que nos ocupa – las pensiones. Puede pensarse que la predicción del futuro no es algo que debe tratarse en un trabajo universitario, al fin y al cabo todo lo dicho será una mera especulación subjetiva del autor (y realmente lo será). Sin embargo, para llegar a esta conclusión subjetiva mía, partiré de una base sólida de predicciones más sofisticadas y profesionales que este trabajo, predicciones que me ayudarán a tener una perspectiva más amplia y abierta. (publicado en www.elexterior.es)
Pero el largo plazo no es el único condicionante de la dificultad del estudio de este tema. Las pensiones dependen de una gran magnitud de variables que de un modo o de otro pueden condicionar la viabilidad del sistema. Le demografía, la economía, la política, la tecnología… todos estos grandes temas esconden en sí diferentes variables que pueden influir de forma decisiva en el futuro de las pensiones. Veamos por partes cada uno de ellos.
Desde el punto de vista demográfico vivimos en una época muy especial. La esperanza de vida de las personas va creciendo conforme pasan las generaciones y se espera que la tendencia continúe aunque el ritmo de crecimiento baje. Considero que este pronóstico es muy conservador y no tiene en cuenta las posibilidades que muchos de los avances actuales en genética y medicina prometen para el futuro. La proliferación de nuevas medicinas puede alterar considerablemente las tendencias y ritmos de crecimiento establecidos. Y lo cierto es que las investigaciones anti envejecimiento no son algo extraño o exento de financiación, sino son estudios con fuerte inversión financiera debida a los posibles beneficios en caso de dar con avances significativos. En el mismo nivel, pero mirando desde otra perspectiva nos encontramos con otro factor relevante: la natalidad. Aquí las cosas no son tan claras como en caso de esperanza de vida. No existe una razón fundamental por la que los jóvenes occidentales en un futuro no aumenten el número de hijos por pareja. Es más, en caso de aumento de esperanza de vida y de poder adquisitivo, es posible que el número de hijos por pareja aumente en el futuro. A toda esta incertidumbre hay que añadir las fronteras cada vez más permeables a los movimientos interestatales, cunado lo inmigración o emigración deja de ser algo excepcional y se convierte en algo tan cotidiano como cambiar de ciudad dentro del mismo país. Estos movimientos demográficos crearán grandes incertidumbres y sobre todo dificultarán la planificación y proyección analítica de los recursos destinados a las pensiones. Al mismo tiempo, habrá que mitigar con los distintos sistemas de pensiones de los países de procedencia y establecer un sistema de convenios y compensaciones para personas que trabajan en país distinto al de su nacionalidad. Será un verdadero desafío calcular la pensión de una persona que haya trabajado durante su vida en varios países muy distintos.
Otro de los grandes temas que agrupan en sí diferentes variables importantes es la economía. La economía es la madre de todo lo que expondré en este trabajo y para poder entender la incidencia de una u otra variable sobre el sistema de pensiones, deberé pasarla primero por el prisma económico. Dentro de la economía, la globalización es el factor más importante. Le sigue el cambio de modelo productivo, pasando de un modelo industrial a otro de servicios. El paro, el déficit, la inflación, el crecimiento económico… todos estos factores los tocaré en este trabajo. (publicado en www.elexterior.es)
La política, por otro, lado es algo que lo controla todo. Está en manos de los políticos el destino del país y está sobre ellos la responsabilidad de velar por el bienestar de todos los ciudadanos. Sin embargo la política, aunque muy reacia a cambios, no es inerte y evoluciona con tiempo. La democracia que conocemos ahora, las instituciones a las que estamos acostumbrados no necesariamente existirán en un futuro a largo plazo. El federalismo, mayor cesión de soberanía a UE, disminución de la dimensión del Estado, cambios estructurales constitucionales… Todo esto es posible e indudablemente afectará al funcionamiento del sistema de pensiones. Y prever cualquiera de estos cambios es realmente difícil, solo se puede especular y lanzar hipótesis.
Por ultimo, está el factor tecnológico. Todos los factores anteriores están interrelacionados unos con otros. Lo mismo sucede con la tecnología. Ésta afecta a todo, desde demografía hasta política. La economía globalizada también es fruto de los cambios tecnológicos. Sin estos cambios el comercio internacional no tendría la dimensión que tiene ahora. Desde la perspectiva que nos toca, pensemos en automatización de la producción. Podemos predecir que cada vez más los robots irán reemplazando a los humanos en los puestos de trabajo. Los que más sufrirán de estos cambios serán los trabajadores de los países emergentes, cuando su mano de obra barata ya no será tan barata en comparación con la cadena de producción automatizada. Esto creará importantes desequilibrios. Al mismo tiempo, la proliferación de equipos portátiles conectados a Internet dará acceso a educación a cada vez mayor número de personas en el mundo. Y no solo esto, sino que la posibilidad de trabajo desde casa eliminarán paulatinamente las fronteras para la contratación de personas. Todo esto, y muchas cuestiones más que no cito aquí por falta de espacio, modificaran sustancialmente el mercado de trabajo en países occidentales.
Como vemos, la labor de predicción que se nos presenta es realmente compleja. Está claro que no podré abordar todas y cada una de las variables que pueden influir en el futuro del sistema de pensiones. Sin embargo, haré un análisis de los datos disponibles de varias proyecciones económicas de futuro. Uno de los documentos que tomaré como base será el Looking to 2060: Long-term global growth prospects (Johansson 2012) de la OCDE y The 2012 Ageing Report (Part 2012) de la Comisión Europea.
Al mismo tiempo debo confesar que la realización de este trabajo es realmente interesante porque me afecta personalmente. Para nosotros (mayoría de estudiantes universitarios) el tema de las pensiones es un tema de largo plazo. De hecho, el marco temporal (mediados de este siglo) es el que tenemos que considerar para nuestras propias pensiones. Por tanto, intentar esclarecer el futuro del sistema actual de pensiones me podría ayudar a tomar decisiones que afectan mi futuro lejano con bastante antelación.
Situación actual – crisis del sistema de bienestar social
Antes de adentrarse en el futuro cabe detenerse en el presente. Ya hoy (y desde ya hace un tiempo) suenan voces que el Estado de Bienestar, y con él el sistema de pensiones, está en crisis. Podemos señalar cinco problemas que dan explicación (o al menos los que se utilizan por algunos sectores políticos) a la crisis de las políticas de protección social (Adelantado 1998):
-
La caída de las tasas de crecimiento económico
-
Las estructuras sociales pierden homogeneidad y se fragmentan (exclusión social debida a la segmentación de mercados de trabajo y aparición de nuevas desigualdades (edad, genero, raza, etc…)
-
La globalización de la economía modifica la división internacional del trabajo y disminuye la capacidad de ajuste estatal
-
La reorientación ideológica (keynesianismo vs neoliberalismo)
-
Cambios demográficos expresados en el envejecimiento de la población
Estos problemas han sido señalados en el 1998, vemos si pasados 15 años estos factores siguen su tendencia.
En primer lugar comprobaremos la evolución (tasa de crecimiento) del PIB de España en dos gráficos, uno histórico desde la década de los setenta y otro más reciente a partir del 1998:
Crecimiento del PIB (% anual)
Como podemos ver de los gráficos, efectivamente apreciamos bajada de niveles de crecimiento del PIB desde los años setenta a la década de los 2000. Sin embargo, desde mediados de los noventa al inicio de la crisis, el crecimiento del PIB se ha estabilizado alrededor del 3% anual, característico de países de nuestro entorno. Sin embargo y como todos sabemos la crisis actual ha hecho que el crecimiento presente valores negativos en los últimos años. Por tanto, podemos afirmar que la situación descrita en el año 1998 no solo sigue manteniéndose, ya que el crecimiento de alrededor del 3% dista bastante de los valores de los años setenta, sino que además se ve empeorada drásticamente por la crisis de la que ya llevamos seis años y no llegamos a salir.
El segundo apartado, la fragmentación de la sociedad no es tan relevante desde el punto de vista de las pensiones sino que es importante desde la perspectiva de otros servicios sociales como prestaciones por desempleo o renta activa de inserción. Es más, la paulatina entrada de la mujer en el mundo laboral ha supuesto un aumento de cotizantes a la Seguridad Social lo que ha mejorado las finanzas del fondo de pensiones. (publicado en www.elexterior.es)
La globalización es, desde luego, un factor muy relevante cuando hablamos de las pensiones porque afecta directamente al mercado laboral. La deslocalización de las empresas industriales destruye el empleo, que anteriormente fue compensado por el crecimiento del sector servicios y la construcción, pero con el surgimiento de la crisis muestra su verdadera cara. A menor empleo, menos cotizantes por lo que las arcas del fondo de las pensiones sufren. Como ya he señalado, la situación no solo no ha mejorado sino ha empeorado. Por otro lado, el Estado, por sí solo, no es capaz de control la política de Bienestar porque ahora los estados entran en competencia directa unos con otros. El que no produce eficientemente – no vende a buen precio (y por tanto no vende nada). En los mercados interconectados y globalizados hay cada vez menos barreras al comercio internacional y ahora los Estados deben luchar para poder mantener saldos positivos con el exterior. Por ejemplo, en caso de España, la balanza de pagos según saldo de cuenta corriente es negativa desde hace ya tiempo:
Los sistemas de aranceles propios de estados proteccionistas ya no consiguen frenar la avalancha de productos de terceros países donde las normas laborales y medioambientales son mucho más laxas.
El cuarto aspecto es de alguna forma la consecuencia del primero y tercero. Los niveles de crecimiento reducidos junto con una mayor competencia entre los Estados hace que los políticos cada vez más adopten ideas neoliberales, olvidando el legado keynesiano y lo que este ha supuesto para la recuperación no solo tras la gran depresión sino también tras la Segunda Guerra Mundial. La disminución del tamaño del Estado como respuesta a un endeudamiento cada vez mayor y a una presión fiscal que va en aumento año tras año son las ideas que ganan cada vez más espacio político. Incluso los partidos de izquierda han perdido miedo a palabras como privatización y recortes. Esta tendencia también va en aumento.
Por ultimo tocaremos el tema del envejecimiento de la población. Según el informe elaborado por el CSIC (Abellán García y Ayala García 2012) , a fecha de 1 de enero de 2012 la población mayor representa 17.4% del total. Al mismo tiempo, ha incrementado la longevidad de forma espectacular en el siglo XX. Si en el 1900 la esperanza de vida era de 34.8 años ahora alcanzamos los 82. Además, la esperanza de vida en España es de las más altas de las UE. Según el mismo informe, prácticamente la totalidad de las personas mayores recibe alguna prestación del sistema público de pensiones. A todo esto hay que añadir que en España la cifra de años esperados tras la jubilación es una de las más altas de UE (17.3 años). Estos datos nos indican que esta tendencia también sigue vigente y afecta al objeto de nuestro estudio.
Proyección de futuro
Después de analizar la situación actual y comprobar que, efectivamente, todos los problemas señalados siguen manteniéndose, comprobemos pues si estas tendencias seguirán en el futuro y cuales son las expectativas para el sistema de pensiones hacía el 2060. (publicado en www.elexterior.es)
Para realizar este análisis primero usaré los datos proporcionados por el reporte sobre crecimiento de la OCDE, que ofrece una perspectiva de crecimiento económico para el año 2060 (Johansson 2012)
En primer lugar, según este informe, el crecimiento de los países de la OCDE se estabilizará alrededor del 3%, una vez superados los efectos de la crisis actual. En caso de España, el crecimiento medio en el periodo 2011-2060 será de 1.7% del PIB real. Los países emergentes seguirán con sus altas tasas de crecimiento, sin embargo, a un ritmo inferior al experimentado ahora. Este crecimiento será liderado por India, con aumento anual medio en el mismo periodo de 4.9%. Estas diferencias en el crecimiento llevarán a cambios sustanciales en la distribución de riqueza a nivel global, siedo China e India los grandes protagonistas:
Sin embargo, si tomamos como referencia el PIB per cápita, este experimentará cierta convergencia entre países, pero no demasiada y las diferencias entre los países desarrollados y los emergentes continuarán existiendo en los próximos cincuenta años.
¿Qué nos dicen estos datos? Básicamente sabemos que se espera un crecimiento modesto de la economía española del 1.7% y esto significa que siguiendo la Ley de Okun (aplicada a España y dada la situación legal actual) España no creará empleo en un futuro previsible ya que para que empiece a reducirse la tasa del paro, España debe crecer un 2.8% anual. (Pampillón 2012) Por tanto, vemos que no es de esperar que la increíble tasa de paro de la que sufre España vaya a reducirse drásticamente en un futuro próximo (ni en lejano tampoco). Claro está que los políticos intentarán bajar el paro mediante reformas legales, cambiando el marco regulatorio, algo que puede suponer la reducción de este baremo de crecimiento de empleo. Sin embargo es notoria la diferencia de más de 1% entre el crecimiento necesario y proyectado, por tanto, la labor para crear empleo será realmente difícil en años venideros. Además a todo esto hay que añadir la interrogante de cuáles serán estas políticas de creación de empleo. Si se reducirán a lo básico – disminución de costes laborales mediante disminución de aportaciones a la Seguridad Social por parte de los empresarios o la reducción de salarios mínimos, es posible que un aumento de empleo de estas características no necesariamente tenga efectos positivos sobre la caja de fondo de pensiones.
Otro de los aspectos que afecta el futuro del sistema de pensiones de forma muy importante es el aumento de la esperanza de vida. Según el mismo informe, en la mayoría de los países, el envejecimiento de la población reducirá la proporción de población activa. En caso de España, la esperanza de vida de los hombres estima crecer un 4.7%,, llegando a 85.4 en 2060 y en caso de las mujeres un 5.3%, llegando a 89.9 años en 2060 lo que supondrá que en 2060 habrá un 31.4% de personas mayores de 65 años comparado con el total de la población, o sea aproximadamente el tercio de la población. A esto hay que sumar la proyección de los que son niños (de 0 a 14 años) y que suman un 12.7% del total y no cotizan. La proyección de los años de estudio por persona para el año 2060 de media será de 12.9 años en caso de España por lo que no cabe esperar que una vez superados los 14 años estos niños entren en el mercado laboral. Esto llevará al aumento de gasto público en pensiones como porcentaje del PIB del 10.1% en 2010 al 13.7% en 2060, aumentando en 3.6% (Part 2012).
Los datos anteriores hay que ver a través del prisma de la predicción de la tasa de desempleo, que pronostica para España un nivel bajo alrededor del 7% para 2060. Ya en la década de los años 30 los analistas esperan tener un desempleo alrededor del 9% en caso de España.
Comentario personal sobre análisis propuestos
Resumiendo podemos ver que en caso de España se espera un crecimiento sostenido de alrededor de 1.7% anual (que no necesariamente será homogéneo, se espera que en la década de los veinte superaremos 2.5% de crecimiento anual pero después se moderará el crecimiento. Al mismo tiempo se espera que incluso antes del 2020 empecemos ver generación de empleo considerable, pasando la tasa de desempleo de los más de 25% actuales (EPA tercer trimestre 2012, INE) a los casi 17% para 2020.
Ya solo con estos datos podemos ser algo escépticos con lo que se proyecta. Además, hay que tener en cuenta que para las pensiones es tan importante controlar la esperanza de vida como la tasa del paro. Y vemos que este dato puede que no sea muy certero en los análisis anteriores. Además, tenemos que entender que para tener una reducción del 8% de la tasa del paro en unos 7 años, son necesarias unas reformas estructurales drásticas que han de tomarse ya, algo que no parece suceder. El modelo productivo español no parece ser el adecuado para generar tanto empleo y no se hace nada urgente y radical para reformarlo. (publicado en www.elexterior.es)
Hay que entender que el principal análisis del que estoy recogiendo datos (el de la Unión Europea) es elaborado por cada uno de los países miembros para unirlos en un reporte comunitario. Por tanto, las cifras presentadas pueden ser más optimistas (reflejar el mejor de los escenarios y no el más probable) de lo que ocurra de verdad. Sería difícil imaginar un informe gubernamental que pronostica la quiebra del sistema, por lo que es posible que las proyecciones, aun siendo completamente válidas, empíricas y científicas, estén hechas para encajar el actual sistema dentro de una de las muchas posibilidades que el futuro nos prepara. Al fin y al cabo, el futuro es algo que no podemos conocer con certeza y solo podemos intentar sugerirlo a partir de los datos existentes.
Por último se nota cierta obsesión en el informe por controlar el porcentaje del gasto de las pensiones públicas como el total de PIB. No cabe duda que se trata de un indicador muy válido y de importante control. Sin embargo no da respuesta a lo que nos importa – la viabilidad del sistema actual de pensiones. Se supone que al ser menor la proporción, más fiable será el sistema, por lo que se puede actuar de dos formas: disminuyendo pensiones o número de personas con derecho a pensión (controlar gasto) o por otro lado fomentar crecimiento del PIB, ambas cosas reducirían la proporción. Pero el sistema de pensiones en España no será más fiable representando menos porcentaje del PIB simplemente porque el PIB no tiene influencia directa sobre el fondo de las pensiones sino indirecta, a través de empleo y cantidad de salarios. Se espera que a mayor PIB hay más empleo o/y los salarios son más altos. Pero en el silgo XXI esta relación puede no ser tan directa. El surgimiento de teletrabajo (se puede contratar personal en América Latina para servicios comercializados en España) y máquinas cada vez más sofisticadas que reducen el número de personas necesarias para producir un determinado bien pueden, entre otros factores, aumentar el PIB de un país considerablemente sin que aumente el número de cotizantes ni cantidades cotizadas. Por tanto, considero que este indicador, aun siendo importante, puede no responder a cuestiones fundamentales de viabilidad del sistema.
Posibilidades de reforma
Uno de los problemas del sistema de pensiones es que su reforma es realmente difícil. Las cotizaciones que aportamos aparecen como una especie de crédito que damos al Estado en espera de que este crédito nos sea devuelto al alcanzar cierta edad. Pero esto solo es una apariencia y en realidad, no es ningún crédito. En el sistema de reparto lo que nosotros cotizamos se destina a pagar las pensiones de las generaciones anteriores, no se destina a acumular nuestra propia pensión. Por tanto, lo que a nosotros nos queda es esperar a que los generaciones posteriores tengan a bien pagarnos la nuestra. El sistema de reparto básicamente es un sistema de confianza, debemos confiar en que las futuras generaciones tengan a bien pagarnos una pensión digna. Al mismo tiempo el dinero que ingresamos, en vez de contabilizarse en unidades monetarias aportadas se convierte en unidades virtuales – días de cotización. Debido a que en realidad el sistema de reparto no crea ninguna obligación de pago de la pensión (al fin y al cabo todo dependerá de la situación económica del momento y de lo que legislen las Cortes), los "días cotizados" son una buena herramienta para modificar las condiciones de cobro de pensión. Un ejemplo de ello es la reciente subida de edad de jubilación a los 67 años, dos años más. Calculemos pues cuánto dinero deja de ingresar en realidad un pensionista medio. Así, la pensión media en España es de 807.6 € mensuales (Abellán García y Ayala García 2012), multipliquemos esto por 24 y obtenemos 19382,4 €, el equivalente de los cuales un futuro pensionista medio dejó de ingresar a golpe de decretazo (aunque en términos generales se puede decir que al tener más esperanza de vida lo que se hace es retrasar el pago de este dinero, en términos individuales este argumento no es válido). Imaginemos por un instante que por un decreto el Ejecutivo embarga forzosamente de la cuenta de todos los ciudadanos 20 mil euros. Estoy seguro que la reacción social sería distinta de la relativamente pacífica recepción de reforma de pensiones. Pero a pesar de la relativa facilidad con la que se puede jugar con "días cotizados" el problema de la reforma sigue siendo importante.
Para pasar pasar de un sistema de reparto a otro de capitalización alguna de las generaciones tendrá que cotizar dos veces: primero, para pagar a los anteriores y segundo – para asegurarse su propio retiro. (Ramos y Pino 2009) Lo más probable es que todo esto sucederá paulatinamente y forzado por la situación económica. Y lo más probable es que la generación que tendrá que pagar dos veces será a la pertenecemos los actuales estudiantes universitarios. (publicado en www.elexterior.es)
Conclusión
Tras haber estudiado los datos y las previsiones oficiales, considero que el sistema de pensiones de reparto en España es posible y viable si desde ahora nos centremos en la reforma completa del modelo productivo que garantice empleo y crecimiento económico estable. Los parches actuales, como el retraso de la edad de jubilación o conexión de la edad de jubilación a la esperanza de vida en cada momento no son más que soluciones temporales a un problema mucho más grande que no se limita solo a las pensiones. Si ahora se crean necesarias condiciones para que en el futuro el ciudadano pudiese producir suficiente como para vivir y pagar la vida de los que ya han trabajado, el sistema de reparto no necesitaría grandes modificaciones. Con aumento de productividad y con acumulación de riqueza y su posterior inversión, se podría crear riqueza colectiva suficiente para cubrir estas prestaciones. Y en este caso, la tecnología no sería un impedimento sino todo lo contrario, sería la herramienta de generación de esta riqueza colectiva.
Si ahora no se toma conciencia de esto y se sigue con los parches, lo que se tendrá que modificar es el sistema de pensiones. Y desde mi punto de vista es el escenario más probable. Los términos electorales de 4 años no animan a pensar a largo plazo ni de tomar decisiones radicales. Pero sin ellas no se puede cambiar este modelo con la urgencia que la situación requiere. La situación más probable, desde mi punto de vista, es que los acontecimientos económicos irán empujando reformas parciales que poco a poco menguarán el significado y alcance del derecho a la pensión. Seremos nosotros, los que finalmente llegaremos a la conclusión de que para poder tener una vejez digna tenemos que contratar un plan privado de pensiones (el sistema de capitalización). Por tanto, seremos nosotros los que pagaremos dos veces (vamos, los que tendrán suerte de encontrar empleo) y probablemente seremos nosotros lo que finalmente fallaremos en cumplir con nuestra obligación.
La generación de baby boomers, los que nacieron poco después de la Segunda Guerra Mundial, probablemente, y desde mi punto de vista, serán los últimos en cobrar su pensión al 100%. Dejan un legado nefasto antes de jubilarse. Quedan 7 años antes de los años veinte que es cuando se espera que empiecen a dejar el mercado laboral y realmente dudo que lleguen a mejorar la situación que han creado. Dicen que la economía es cíclica, esto es cierto, pero también tenemos que entender que estamos en un mercado globalizado y los Estados se compiten entre ellos, es algo nuevo y la escala de esta competición es cada vez mayor. Nada más hay que ver la situación con las "primas de riesgo". Y como en todo mercado hay ganadores y hay perdedores, donde los perdedores no siempre vuelven a las alturas en las que estaban y a veces incluso dejan de cotizar. Que no nos pase a nosotros esto. Y todavía está en manos de ellos, de esta generación que tiene más dinero y poder ahora, dejar sus bonitos puestos de trabajo fijos, retirar los ahorros de la cuenta y empezar a usar toda la experiencia y sabiduría que han conseguido durante su larga vida laboral para montar empresas nuevas. Ésta sería su mejor inversión y mejor seguro para su pensión. Nosotros, y otros a los que despectivamente les llaman ninís, con agrado les apoyaremos y así también ganaremos algo de experiencia, sabiduría y dinero para cotizar. (publicado en www.elexterior.es)
Bibliografía
Abellán García, Antonio, y Alba Ayala García. Un perfil de las personas mayores en España, 2012. Informe portal mayores, #131, Madrid: CSIC, 2012.
Adelantado, José et al. «Las políticas de protección social: sistema de pensiones y prestaciones por desempleo.» En Políticas públicas en España. Contenidos, redes de actores y niveles de gobierno, de Ricard Gomá y Joan Subirats, 200-222. Barcelona: Ariel, 1998.
Johansson, Asa, et al. Looking to 2060: Long-term global growth prospects. OECD Economic Policy Papers, OECD publishing, 2012.
Pampillón, Rafael. «Ley de Okun: España debe crecer un 2,8% para reducir su tasa de paro.» IE Economy Weblog. 27 de 03 de 2012. http://economy.blogs.ie.edu/archives/2012/03/ley-de-okun-espana-debe-crecer-un-28-para-reducir-su-tasa-de-paro.php (último acceso: 06 de 01 de 2013).
Part, Peter et al. The 2012 Ageing Report. European Union, 2012.
Ramos, Juan Antonio, y Eloísa Pino. «Un análisis político del cambio en el sistema de pensiones en España.» En Reformas de las políticas del bienestar en España, de Luis Moreno, 67-100. Madrid: Siglo XXI, 2009.