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Porque creemos que Julian Assange debe recibir Premio Nobel de la Paz

Enviado por en 22 diciembre, 2010 – 2:17Un comentario

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Que es el Premio Nobel de la Paz

Antes de nada hay entender que son los Premio Nobel de la Paz y a quien se otorgan. Según el propio Alfred Nobel estos premios son para  “la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz”. Los Premios Nobel en general son el resultado de una profunda reflexión de su autor sobre la forma en la que ganó su riqueza. Es bien conocido que Nobel es el inventor de la dinamita, que patentó y fabricó este material tanto para uso civil en minería e industria, como para su uso militar (en el cual, sin duda, tuvo mucho éxito). Por tanto, Alfred decidió heredar la gran parte de su fortuna a la Fundación Nobel, que posteriormente otorgaría estos premios, y así borrar el sentimiento de culpabilidad que tenía por las invenciones que ha hecho. Entre los cinco premios que originalmente ideó Nobel, el de la Paz, probablemente, es el que más satisface este deseo.

Sin lugar a dudas es un premio muy  polémico. Tanto por su origen(es procedente de dinero obtenido por la venta de la dinamita), como por los laureados. Todavía sigue la polémica de la nominación de Barack Obama como Premio Nobel en el momento cuando su país estaba involucrado en dos guerras (Irak y Afganistán). Otros de los polémicos laureados son Henry Kissinger, Yaser Arafat, Anwar el Sadat, Rigoberta Menchú…

Pero sin lugar a dudas este premio también es un reconocimiento que publicita la labor de su premiado a escala mundial. No podemos olvidar a Liu Xiaobo y el revuelo mediático que ha causado tanto su ausencia como la postura china. Sin duda alguna esto fortalecerá su causa y llamará una vez más la atención de la comunidad internacional sobre los problemas con la libertad en China. Por tanto, el galardón en sí puede tener poco en común con la causa que pretende defender, pero su otorgamiento es sin duda un reconocimiento y una publicidad que pocos premios más pueden dar.

Por ultimo, hay que señalar que el Premio Nobel de la Paz se ha distanciado mucho de su principal objetivo de promover la paz y reducción de ejércitos. Se premiaron con este galardón personajes, que probablemente hicieron una gran aportación para la humanidad pero que su labor poco tiene que ver con la promoción de la paz. Así, es Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus por la creación de banco que da créditos a los pobres, Wangari Maathai por el fomento de la sostenibilidad en Kenya, Médicos sin Fronteras  por su labor humanitaria o Al Gore y IPCC por alertar sobre el cambio climático. Gandhi, sin embargo, nunca recibió este premio.

Como podemos ver por los galardonados, este premio ha trascendido mucho su significado original. Por tanto, la lucha por la libertad y transparencia (sobre todo en temas de conflictos armados) es perfectamente compatible con el Premio, y el caso que nos ocupa, el de Julian Assange y Wikileaks, es un Premio Nobel de la Paz por excelencia. Si algo en la actualidad puede asemejarse a la definición dada por Alfred Nobel, es sin duda la labor y causa de Assange.

Centralismo excesivo y falta de transparencia en democracias contemporáneas

Desde la época de absolutismo monárquico venimos viendo una tendencia centrista del Estado. Los monarcas europeos procuraban eliminar los fueros y potestades de los señores feudales para reunir todo el poder en sus manos. La burguesía muchas veces apoyaba estos intentos.

La Revolución Francesa ha modificado enormemente este absolutismo, dando lugar a una nueva concepción de poder soberano, que ya no emana de una persona ni está identificado con esta persona sino que emana del pueblo (o de la nación, en su sentido original). Pero este nuevo reparto de poderes no ha hecho más que reforzar la tendencia centrista tanto de la administración como del poder estatal. Los franceses han intentado borrar cualquier signo de regionalismo o privilegios con tal de asegurar la igualdad. Por tanto, vemos aquí una clara conexión entre el Estado fuerte y la igualdad. A estas alturas podemos decir que la igualdad de todos ante la Ley es una asignatura superada en las democracias occidentales.

Con la evolución del Estado llegaron nuevas demandas. Ya no se buscaba simple igualdad ante la ley, sino igualdad efectiva, que requería una intervención cada vez mayor de un Estado fuerte y omnipotente. Los impuestos y las subvenciones, los aranceles y los embargos, los tipos de cambio y grandes obras publicas, todo esto son signos de este centralismo que en nombre del bien general intervienen en nuestras vidas e invaden nuestra libertad. Son completamente necesarios y en realidad son pocos los que tienen dudas acerca de la utilidad de estas acciones.

Una de las máximas expresiones de este centralismo son las competencias en materia de defensa y política exterior. Cualquier Estado, por muy descentralizado, federal o regionalista que sea, mantiene estas competencias como propias del poder central. Son materias en las que las decisiones afectan a la generalidad del público y muchas veces son de máxima trascendencia.

Un poder tan grande no podría mantenerse durante un largo periodo de tiempo sin ser cuestionado por el público, a no ser que tenga fundamentos sólidos para su existencia. Y en realidad hay solo una razón por la que los ciudadanos dejan a las instituciones del Estado tanto poder de decisión – este poder viene directamente de ellos, de sus votos y de su posición política. Sin este enlace no podríamos soportar unas instituciones con tanto poder sobre tanta gente.

La democracia y el valor de la transparencia

De este modo llegamos a la importancia de la democracia. Sin ella no tiene sentido ninguna acción de los políticos y gobernantes porque es automáticamente ilegal. Cualquier presidente de cualquier país medianamente democrático deja de serlo cuando pierde las elecciones, porque no tiene fundamento para ejercer potestades. De igual manera, cualquier acción que no está soportada por un mecanismo de aprobación democrática deja de ser legítima en el mismo momento de su realización. No creo necesario extenderse más en esto porque la idea es clara y bien conocida.

Pero ¿que nos puede asegurar un sistema de poderes democrático, donde hay una conexión real entre el deseo de ciudadanos y las acciones de los políticos? Hay muchos conceptos que debemos tener en cuenta pero uno de los principales es la transparencia. No podemos juzgar acciones sin siquiera conocerlas. Cualquier persona necesita información viable para hacer decisiones y si tenemos en cuenta la importancia de decisiones políticas, esta necesidad se multiplica debido a una fuerte presión ideológica que ejercen los que luchan por el poder. Una información incompleta o errónea lleva a una decisión errónea, lo que trae consigo un vicio en el mecanismo de aprobación democrática y la pérdida de legitimidad de las acciones.

Por tanto, vemos una clara conexión entre la democracia y la transparencia. El problema puede venir después, cuando la gente se de cuenta de que las personas que ocupan cargos lo hacen de forma ilegítima. Esta pérdida de confianza es muy peligrosa y es una autopista directa hacia revolución, que puede ser tanto violenta como no, pero siempre perjudicial para todos. Una gestión desastrosa puede destruir un gobierno, una mentira puede destruir el sistema entero o incluso un país.

Hasta aquí hemos visto que el Estado contemporáneo es centralista y omnipotente y su poder está fundamentado por los mecanismos democráticos que a su vez son imposibles sin la transparencia.

La seguridad pública y el secreto del Estado

Muchas veces la gente concibe la seguridad como antagonista a la libertad. Creemos que este punto de vista es completamente erróneo. No hay libertad sin seguridad. La gente se une en grupos y se inventa leyes y policías justamente para asegurar unos mecanismos de convivencia y libertad aceptables para todos. Cedemos una parte de nuestra libertad para recibir a cambio la tranquilidad y seguridad. Como lo hacemos todos, todos disfrutamos de los resultados de esta acción colectiva.

Una importante pieza en este puzzle es el secreto del Estado. Como hemos transferido la gestión de nuestra seguridad al Estado, y a través de el a sus agentes – policías y otros organismos, damos por hecho que estos, con el fin de hacer efectiva la seguridad, puedan disponer de informaciones que son secretas. Es parte de su labor por el que les hemos “contratado”, por tanto, su revelación debe ser castigada. El funcionamiento de estos organismos está delimitado por leyes  y por tanto, si sus acciones se enmarcan en las leyes, son parte del sistema democrático sano y seguro.

De este modo, queremos manifestar desde aquí nuestro firme rechazo a la publicación de información privilegiada  si ésta es legítima y su secreto no nace del simple deseo de esconder la verdad incómoda.

Al mismo tiempo creemos necesario añadir que cualquier intento de esconder la información incómoda y vinculante para el gobierno con los mecanismos previstos para secretos del Estado es un atentado contra la democracia y una pérdida automática de todo poder y legitimidad. La revelación de estas verdades es obligada para cualquier persona que tenga conocimiento de ellas ya que restablece el poder del pueblo. Estas verdades que comprometen acciones ilegales y oscuras del gobierno no pueden tratarse como secretos del Estado, son secretos de unos pocos políticos que no respetan su electorado.

La labor de Julian Assange y Wikileaks

Llegados hasta este punto, podemos decir con seguridad que las acciones de Assange y Wikileaks no son solo legítimas y necesarias sino que merecen un especial reconocimiento por parte de la comunidad internacional. Julian Assange ha abierto una serie de informaciones, que con pretexto de ser un legítimo secreto del Estado, procuraban esconder una pésima gestión del Gobierno de EEUU en los conflictos bélicos. Las verdades que allí aparecen, extraídos los nombres de los actores, podían ser publicadas perfectamente. Sin embargo, los altos militares y diplomáticos estadounidenses han querido engañar a los ciudadanos americanos, escondiendo parte de información relevante y dándole tratamiento de secreto. Estas acciones han destruido los cimientos de confianza entre el pueblo y sus representantes y han puesto en duda todo el sistema de aseguramiento de seguridad y secreto de Estado.

Las revelaciones de Wikileaks ponen de manifiesto que cualquier intento de engañar a la ciudadanía puede revelarse y abre un nuevo hito en el periodismo y comunicación. Estas acciones harán que cada gobierno piense dos veces lo que hace, aún sabiendo que sus acciones están amparadas bajo el secreto de Estado y los más prevenidos procurarán no hacer nada que una vez revelado les pueda dejar en ridículo y fuera de la legalidad.

El Premio Nobel de la Paz es el galardón más adecuado para este activista por la libertad, transparencia y democracia que promueve. Nuestras sociedades harían una gran lección con este reconocimiento ya que mostrarían que no puede haber doble rasero si de la democracia de trata. Si todos consideramos que Liu Xiaobo merece este premio, ¿Cómo podemos negarlo a Assange? La causa de Wikileaks es universal, afecta a todos los gobiernos, por tanto es el candidato perfecto para Premio Nobel.

Elexterior.es ha creado una iniciativa para apoyar la candidatura de Assange para Premio Nobel de la Paz. Consiste en sumarse a la Comunidad Facebook “Assangepeace”. Es una iniciativa real y si habrá mucho apoyo puede conseguir su objetivo. Todo depende de cada uno de vosotros. El precio por participar es inexistente, el beneficio es muy grande. Más información puede encontrarse aquí:

http://elexterior.es/julian-assange-for-nobel-prize/

Un comentario »

  • Marquesa de Icosium dice:

    WIKILEAKS: “La pesadilla del Tío Sam”

    En primer lugar me sorprende el trato al cual está siendo sometido Assange, es sorprendente ver como muchos de los medios que tiraron la piedra junto a él, esconden ahora la mano.
    La cuestión aquí no es estar de acuerdo o no con la filtración de documentos clasificados, es evidente que la información clasificada y gestionada por los servicios de inteligencia forma el pilar de la seguridad nacional y su filtración incontrolada a la opinión pública supone un peligro real que además crea una situación de desconfianza entre los diferentes actores de la diplomacia internacional, lo que su vez pone en peligro las relaciones estratégicas y económicas.
    Sin embargo pienso que esots documentos en concreto que han sido filtrados contienen material que sobrepasa los límites de la legalidad y de los derechos humanos básicos, cuando un ejército que dice luchar contra la tiranía y el terrorismo, termina con toda inmunidad matando a civiles locales desarmados y que al mismo tiempo intenta convencer a la opinión pública de que se encuentra en ese país en misión de paz, debemos preguntarnos si el soldado Manning es un traidor o por lo contrario ha denunciado públicamente un crimen de guerra y que vio en Wikileaks una oportunidad de gritar al mundo los horrores su país quería mantener en secreto.
    En el caso de los documentos sobre la correspondencia diplomática, veremos que incluso a nivel civil, EEUU daba instrucciones a sus embajadores que son al fin y al cabo civiles que llevan a cabo labores de espionaje contra aquellos que se supone que son aliados.
    Dado el contenido de la documentación filtrada en este caso en concreto, pienso que es una buena oportunidad para que los EEUU deje de ver a todo el mundo como su potencial enemigo y de lugar a una nueva política internacional más honesta.
    Como primer acto de buena fe, debería abandonar el intento de extradición de Assange y a continuación juzgar a los militares que participaron en la operación «Cabalgate», bueno ahora me despierto de este mundo utópico que estaba sugiriendo concluyendo como dijo De La Fontaine : “La razón del más fuerte es siempre la mejor”.

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